
El pasado viernes 11 de abril, la Sala El Tren se convirtió en el epicentro de un emotivo y poderoso homenaje a Dani Palomino, el inolvidable vocalista de “María del Mal”, justo al cumplirse un año de su repentina partida. La conmoción que causó su muerte todavía resuena en el corazón de la escena musical granadina, pero el evento del viernes sirvió para transformar ese dolor en un estallido de amor, memoria y música.
Azrael, Mugre Band y una impresionante lista de artistas invitados lograron lo impensable: llenar de vida un concierto que, lejos de ser una despedida, fue una auténtica celebración de su legado. Entre los invitados destacaron Toni (Eskorzo), Ihmaele (Fausto Taranto), Mario Gutiérrez, Miguel Hernández (Canker), Néstor (Sonido Vegetal), Cuesta (Supervivencia), Rafa (Manteka pa la tostá), Paola, Peperotti, Nando, entre otros muchos amigos y artistas que compartieron escenario, emociones y recuerdos con Dani.

MARÍA DEL MAL
Con un aforo casi al completo, una sala completamente entregada, vibrando al unísono con cada acorde, cada verso, y cada gesto dedicado a quien dejó una huella imborrable en la música granadina. Los puños en alto, los cánticos y las lágrimas fueron testigos de una noche mágica.
Los miembros de María del Mal, visiblemente emocionados, agradecieron el calor del público y cumplieron su promesa: “Va a ser brutal”. Y lo fue. La energía de la sala, el reencuentro de tantísimos amigos y músicos que alguna vez compartieron escenario o sueños con él, convirtieron la noche en algo más grande que un concierto. Fue un acto de amor colectivo.
Mención especial merece Carlos, quien ha tenido los santos cojones de dar un paso al frente y poner voz a los temas de María del Mal. Un papel que no es fácil, que impone, y que solo alguien con mucho corazón y valentía podía asumir. Su entrega en el escenario fue pura emoción, y consiguió que el espíritu de Dani se sintiera más presente que nunca.
“Dani va a estar allí en alma desde el infierno”, habían dicho días antes en redes. Y no hubo duda de que así fue. Su esencia se sintió en cada rincón de la sala, en cada mirada cómplice, en cada voz que coreó sus canciones.
Una noche para el recuerdo. Un legado que sigue vivo. Dani, por y para siempre.

Dani por y para siempre.